Hay personas que entran a trompicones en tu vida, se hacen espacio a codazos, y, cuando se van, dejan un hueco vacío en tu corazón.
Pero no tú.
Tú llegas dulcemente, gota a gota, como lluvia, lo empapas todo, hidratas, refrescas, ME empapas.. de tantas cosas !! Y te haces un hueco que se amolda al espacio, que no invade, pero que llena.
Y tengo un punto de envidia porque eres tan joven, y sin embargo, tan sabia, porque no conoces límites ni pereza, porque lo das todo a todos sin quedarte nada.
Y así eres tú.
Porque sufres, pero sigues adelante,
porque luchas,
porque ries,
porque lloras.
Me empapas, y aunque te fueras, tu lluvia quedaría. El campo abonado, las flores sembradas.
Y quisiera poder intercambiarnos la piel, que tú vieras con mis ojos.. y comprendieras, POR FIN, lo que mis ojos ven, tu piel.
Y así, al fin, podrías decir, sin que te faltase razón, "si yo fuera yo".
No dejes que me llegue la sequía. Por favor.
Te quiero, mi Sarita.
miércoles, 27 de mayo de 2009
lunes, 25 de mayo de 2009
Gracias, mi Babá Yagá
A ti, mis primeras y tímidas palabras.
Para ti, lazo de unión entre el ayer y el ahora, entre yo y nosotras, entre mi mundo y el mundo.
Gracias.
Gracias por uno de esos fines de semana que siempre me abren un poco más la mente, que me dejan insatisfecha con ganas de más.
Gracias por dejarme estar ahí cuando llegan las anécdotas que huelen al café recién hecho de la mañana, a la somnolencia del despertar infantil, y así vaya recomponiendo poco a poco el rompecabezas de tu misterio, asomandome a la persona que fuiste, aquella melena despeinada que se negaba al orden, fiel reflejo del alma que siempre has tenido.
Quizá te esté costando llegar a ser TU, pero creo que está mereciendo la pena.
Gracias, Baba Yagá, "la que enseña a ordenar la casa del alma", gracias por ser MI Babá Yagá.
Por muchas estaciones y muchas dimensiones. Gracias.
Para tí, Vir.
Para ti, lazo de unión entre el ayer y el ahora, entre yo y nosotras, entre mi mundo y el mundo.
Gracias.
Gracias por uno de esos fines de semana que siempre me abren un poco más la mente, que me dejan insatisfecha con ganas de más.
Gracias por dejarme estar ahí cuando llegan las anécdotas que huelen al café recién hecho de la mañana, a la somnolencia del despertar infantil, y así vaya recomponiendo poco a poco el rompecabezas de tu misterio, asomandome a la persona que fuiste, aquella melena despeinada que se negaba al orden, fiel reflejo del alma que siempre has tenido.
Quizá te esté costando llegar a ser TU, pero creo que está mereciendo la pena.
Gracias, Baba Yagá, "la que enseña a ordenar la casa del alma", gracias por ser MI Babá Yagá.
Por muchas estaciones y muchas dimensiones. Gracias.
Para tí, Vir.
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